¿Por qué las dietas tradicionales no funcionan?
Seguro que te ha pasado: ves una nueva dieta en redes sociales, en una revista o en un anuncio y piensas, "¡Esta vez sí voy a conseguirlo!". Dietas detox, rápidas, con nombres raros... Hay cientos de opciones y todas prometen lo mismo: perder peso en poco tiempo. Y claro, cuando queremos bajar unos kilos, es fácil caer en la tentación de probarlas.
La gran promesa de las dietas rápidas
Las dietas tradicionales suelen vendernos un sueño: "Pierde peso rápido con sólo reducir drásticamente lo que comes". Suena genial, pero si hubiera una fórmula mágica, rápida y saludable para bajar de peso, ya la conoceríamos todos... ¡y nadie tendría problemas con su peso!
Entonces, ¿qué es lo que falla en estas dietas restrictivas?
Es cierto que al principio parecen funcionar. Bajas rápido de peso y la báscula marca menos. Pero, ¿de qué está compuesta esa pérdida de kilos?
Agua, no grasa: Al reducir drásticamente las calorías, el cuerpo usa sus reservas de glucógeno (la forma en que almacenamos la glucosa en los músculos y el hígado). Estas reservas están ligadas al agua, y al utilizarlas, pierdes líquidos, no grasa. Por eso el peso baja tan rápido al inicio.
Pérdida de masa muscular: El músculo es metabólicamente activo, lo que significa que consume energía incluso en reposo. Si sigues una dieta muy restrictiva, tu cuerpo empieza a utilizar el músculo como fuente de energía. Esto provoca que tu metabolismo se ralentice y quemes menos calorías, lo que hace que bajar de peso sea cada vez más difícil.
El temido efecto rebote
Cuando tu metabolismo se adapta a la baja ingesta de calorías, la pérdida de peso se estanca. Y aquí viene lo peor: en cuanto vuelves a comer "normal", tu cuerpo, ahora acostumbrado a funcionar con menos calorías, almacena más grasa. ¿El resultado? Recuperas el peso perdido e incluso podrías ganar más kilos de los que tenías antes de empezar.
Dietas restrictivas: peligrosas para el cuerpo y la mente
No solo es frustrante, sino que también puede afectar a tu salud mental. Vivir en un círculo de restricciones, atracones y culpa puede generar una relación tóxica con la comida. Muchas personas sienten que han "fallado" cuando, en realidad, el problema es la dieta en sí misma.
Algunos estudios sugieren que las dietas muy restrictivas pueden aumentar el riesgo de trastornos alimentarios como los atracones, aunque otros investigadores no han encontrado una relación directa (1-2). Lo que sí sabemos es que una alimentación equilibrada y sostenible es mucho más efectiva a largo plazo que cualquier "solución mágica".
La clave: cambiar el enfoque
Si realmente quieres bajar de peso y mantenerlo, olvídate de las dietas relámpago y apuesta por hábitos saludables. Comer de forma equilibrada, moverte más y aprender a escuchar a tu cuerpo es lo que realmente marca la diferencia.
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La próxima vez que veas una dieta milagrosa, pregúntate: ¿Es algo que podría mantener toda la vida? Si la respuesta es no, entonces no es la solución.
¡Tu salud y bienestar valen más que cualquier promesa rápida!