El estrés engorda

Llevas semanas cuidándote, comiendo saludablemente, practicando deporte, ¿y no adelgazas? Pues uno de los responsables podría ser el estrés. Lo dice la ciencia: el estrés engorda. Y concretamente por la relación que existe entre el estrés y el cortisol, una hormona que se secreta como respuesta al estrés y que se relaciona con un aumento de grasa abdominal cuando se produce en exceso.

El cortisol es una hormona esencial para la supervivencia. Las glándulas suprarrenales lo producen y ayuda a tu cuerpo a responder si hay una amenaza física real o psicológica. Te pone en alerta y te hace reaccionar ante un suceso de impacto que requiere energía para afrontarlo. El problema es cuando ponemos a nuestro organismo en una situación de estrés constante. Y los estudios indican que actualmente, la mayoría de las personas adultas experimentamos estrés crónico de bajo grado.

Por lo que sabemos, el exceso de cortisol provoca sobre todo un aumento de la grasa visceral, además de favorecer un consumo excesivo de alimentos ricos en grasas y azúcares, y una reducción de las hormonas que nos hacen sentir saciados. Una tormenta perfecta.

Por si fuera poco, la relación entre el estrés y el aumento de peso parece que también funciona a la inversa. Si tienes grasa abdominal, ésta puede generar por sí sola un aumento de los niveles de cortisol, lo que a su vez inicia un ciclo negativo de estrés crónico en el organismo. Y ese estrés crónico, además, puede afectar otros comportamientos de estilo de vida que siguen favoreciendo un aumento de peso, como dormir mal o tener más pereza para la actividad física.

Así que si sientes que puedes estar sufriendo estrés de forma continuada, es momento de pasar a la acción. ¡Toma nota de estos consejos! ¡Pueden ayudarte!

 

1- Cuida tu alimentación.

La nutrición tiene la capacidad de afectar a nuestro cerebro tanto positiva como negativamente. Por tanto, elige siempre la opción más saludable. Si necesitas matar el gusanillo entre comidas, prueba alguno de nuestros snacks de la gama biMnanán beKomplett. ¡A tu cerebro le van a gustar!

2- Duerme bien.

Un mínimo de 7 horas de sueño reparador ayudará a regular tu mecanismo del estrés. Las personas que duermen poco y mal, tienen los niveles de cortisol más elevados.

 

3- Practica deporte.

No te abandones. Una investigación de la Universidad de Gotemburgo (Suecia), publicada en el Journal of Affective Disorders, ha analizado cómo afecta practicar ejercicio a la ansiedad crónica. El resultado: cuanto más intensa es la actividad física, más se alivian los síntomas de la ansiedad.

 

4- Practica ejercicios de relajación

Varios estudios indican que practicar meditación, respiración profunda y otras formas de relajación ayudan a bajar el cortisol. 

 

5- Relaciónate con personas que aporten cosas buenas

La interacción con otras personas, siempre que esté basada en la amabilidad y el afecto, aumenta la liberación de oxitocina y esta hormona disminuye el cortisol de forma efectiva.

 

De hecho, se ha descubierto que la oxitocina, hormona conocida hasta hace unos años casi exclusivamente por su papel en el parto y en la lactancia, es clave para disminuir el estrés y unos niveles altos de cortisol. Cuando el organismo tiene mucho cortisol, produce poca oxitocina. Y al revés: cuando se genera oxitocina, baja el cortisol.

 

La oxitocina se activa con cualquier actividad que estimule nuestros sentidos de manera placentera: de pasar el tiempo con unos amigos a recibir un abrazo, ser escuchado atentamente por alguien… Hay quien la llama la hormona de la empatía. Así que un modo de mantener a raya al cortisol y de reducir el estrés es socializando y tratando de realizar actividades placenteras y agradables.

 

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